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Si sientes que tu energía no es la misma, a lo largo del día, la respuesta puede hallarse en los hábitos que tienes antes de dormir. Descubre de qué se trata.
Hay un hábito «inofensivo» que puede estar perjudicando tu nivel de energía, haciendo que te sientas como si no hubieras dormido bien. A juicio de los expertos, ser una persona más activa, desde la hora en que te levantas y a lo largo del día, puede tener que ver con lo que comes al caer la noche. Veamos de qué se trata y lo que hay que hacer al respecto.
La comida nocturna: ¿es necesaria?
Aunque todo depende de la clase de alimentos que consumas y otros hábitos relacionados, hay quienes afirman que el comer nocturno es necesario, y no siempre afectaría la calidad del sueño. Al respecto, se señala que una de las ventajas tiene que ver con el manejo del peso.
Y es que se necesita energía, incluso al dormir. Pero, si te acuestas sin comer, el cuerpo puede retener carbohidratos y grasas, como reserva, en lugar de gastarlos.
Asimismo, cuando te vas a la cama con un poco de hambre, es posible que tengas que levantarte a comer en algún momento y el sueño se vea afectado. A su vez, esto puede aumentar la producción de cortisol.
Por otra parte, ciertos alimentos pueden ser inductores del descanso, sobre todo aquellos que son ricos en melatonina:
- plátanos,
- cebollas,
- espárragos,
- nueces,
- avena,
- cerezas,
- jengibre.
¿Qué puede estar perjudicando tu nivel de energía?
No es el solo hecho de comer en la noche lo que puede perjudicar tu nivel de energía; el asunto es cuánto, a qué hora y la clase de alimentos. Para empezar, no es un buen hábito hacer la comida más fuerte cerca de la hora de acostarse.
Y es que el metabolismo no trabaja igual a lo largo del día, aunque sea la misma comida (por ejemplo, un bistec). De este modo, se puede ver afectada la capacidad del cuerpo para obtener energía a partir de dicho alimento.
Entonces, las comidas copiosas por la noche pueden interrumpir el sueño. Pero, además de la cantidad, hay que ver el tipo de alimentos, ya que en ocasiones se pueden consumir opciones poco saludables.
¿Qué hábitos de comida nocturna pueden perjudicar tu energía? Los siguientes:
- Muchas calorías: la cena no debería representar más del 15 % de las calorías de la jornada.
- Alto contenido de carbohidratos: sobre todo, cuando se trata de postres.
- Demasiada grasa: hamburguesas, así como otras opciones saladas (snacks), que contienen grasas perjudiciales.
- Mucha proteína: si bien las de origen animal son beneficiosas, ya que aportan triptófano, las mismas también suelen ser difíciles de digerir, lo que podría afectar el descanso.
- Exceso de sal: mucha sal puede hacer que tomes más agua y tal vez debas levantarte para ir al baño a mitad de la noche.
- Lácteos: según el NIDDK, 36 % de las personas en Estados Unidos son intolerantes a la lactosa; y el consumir estos alimentos de noche aumenta las posibilidades de flatulencias.
- Bebidas con cafeína: aquí se incluye café, chocolate y las energéticas. Según estudios, estas últimas pueden afectar la salud del corazón, aumentando la tensión arterial.
- Alcohol: puede contribuir a que te deshidrates, haciendo que te muevas más lento al día siguiente. Sin dejar de mencionar el dolor de cabeza, producto de la resaca.
- Alimentos picantes o ácidos.
Consecuencias de la comida «pesada» en la noche
Además de afectar el metabolismo, estas comidas suelen traer otras consecuencias, como mala digestión, dolores estomacales, acidez y reflujo, ya que al dormir en posición horizontal, es más probable que los ácidos gástricos pasen al esófago.
Adicionalmente, en un estudio se encontró que hay una mayor posibilidad de despertar en mitad de la noche, cuanto más cerca está la ingesta de alimentos de la hora de acostarse. Incluso, se ha observado también que esto empeora la apnea del sueño.
Y es por causa de este hábito «inofensivo» que se podría ver afectada la calidad del descanso, lo que estaría perjudicando tu nivel de energía a la mañana siguiente.
Cambiando hábitos
Al igual que sucede con tantas cosas en la vida, no es tanto lo que se hace, sino los excesos. Es decir, no se debe pensar que el problema es la comida en la noche. Menos aún debes dejar de cenar, ya que esto podría traer peores consecuencias.
Aunque también se cree que puede resultar beneficioso, dentro de la modalidad que se conoce como ayuno intermitente.
Ahora bien, para combatir ese hábito «inofensivo» que puede estar perjudicando tu nivel de energía, debes concentrar tus esfuerzos en las tres variables principales: la hora, la calidad y la cantidad.
Veamos algunas recomendaciones:
- Se sugiere cenar temprano: algunas personas lo hacen a las seis y media o siete.
- Si sientes hambre de nuevo, a la hora de acostarte, puedes tomar un refrigerio ligero, como una manzana, queso con galletas (bajas en sal), cereal, nueces o un yogur.
- Debes evitar frituras, proteínas pesadas para digerir, picantes y la comida chatarra, en general.
- Prefiere los carbohidratos compuestos: incluso aquellos alimentos que contienen a su vez proteínas. Una buena elección son los plátanos.
- Debes evitar las bebidas con cafeína a la noche.
Otras sugerencias
Hay que procurar mantener una buena higiene del sueño, pero esto no está relacionado solo con la comida. En tal sentido, otras recomendaciones a tener en cuenta son las siguientes:
- No uses aparatos electrónicos durante un tiempo prolongado en la cama antes de dormir.
- Realiza actividades que ayuden a relajarte, tales como la meditación.
- Una rutina de ejercicios moderada también puede incrementar tu nivel de energía, al aumentar el flujo sanguíneo y la oxigenación de los tejidos.
¿Cuándo acudir al médico?
Un bajo nivel de energía en algún momento puede ser algo normal. Posiblemente, se trate de una situación pasajera, por una noche en que no descansaste bien.
Ahora bien, si esto se prolonga durante cierto tiempo (más de una semana), es recomendable acudir al médico. Según la página de salud de Harvard, la fatiga prolongada podría estar relacionada con depresión o con alguna enfermedad subyacente, sobre todo si hay otros síntomas, como pérdida de apetito, respiración dificultosa y desánimo.
Un médico intentará descartar anemia e hipotiroidismo. Sin embargo, es posible que solo haga falta un poco de descanso y mejorar los hábitos de alimentación en la noche, para que tu nivel de energía en las mañanas esté al 100 %.
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